Bosque urbano de Valencia. La idea del bosque urbano es buscar reconocer el espacio verde de la ciudad, como un posible atractivo turístico y un elemento vital para la mitigación del cambio climático. En el caso de la ciudad de Valencia, el Rio Cabriales, que atraviesa la ciudad de norte a sur, forma un “corredor ecológico” que va desde el bosque periurbano norte (parque Nacional San Esteban), hasta el lago de Valencia. Esta condición natural ha sido reforzada a lo largo del desarrollo de la ciudad, consolidándose varios parques sobre el borde del rio (parque Fernando Peñalver, parque metropolitano y parque los enanitos). Además, existen varias quebradas, arborizaciones de avenidas y accidentes geográficos que funcionan como “corredores ecológicos” que conectan diferentes montañas de la ciudad al corredor principal que es el Rio Cabriales.

Escalas de desarrollo:

Gran escala (G)
1. Mapeo y definición de los parques urbanos.
2. Definir los usos y toponimia de los diferentes lugares y senderos, permitiendo un uso sostenible y turístico del espacio natural

Mediana escala (M)
1. Mapeo y definición de los “corredores ecológicos” secundarios y terciarios de la ciudad
2. Mapeo del Movimiento de biomasa a través de los corredores.

Pequeña escala (P)
1. Proyectos de consolidación de los diferentes “corredores ecológicos”, a través de una sectorización de los corredores, que permita que diferentes actores sociales, se empoderen y actúen en pequeños tramos bajo autogestión, pero siguiendo un objetivo común.
2. Creación de rutas y senderos de interpretación turístico/ecológico.
3. Revalorización del bosque urbano, a través del conocimiento de las especies vegetales que lo forman, con la utilización de un Código QR, que permita a los ciudadanos saber que planta es.
4. Catalogación de las especies vegetales.
5. Construcción de comederos para diferentes especies animales, que consoliden los nodos de biomasa y los corredores.

Reducir los actuales niveles de CO2 a los que existían en la época preindustrial y hacerlo en menos de una década, es el reto más grande de la historia de la humanidad. Una lista de las acciones mínimas para lograr tal hazaña, fue propuesta por Socolow y Pacal citados por Friedman, T1. No obstante, en esa lista no se incluyen las acciones para la transformación y limitación de las ciudades que son las causantes de 2/3 de las emisiones?. Las ciudades deben dejar de comportarse de manera parasitaria a ser inteligentes, biomiméticas y simbióticas con los sistemas naturales. Para ello, será indispensable formar urgentemente, una masa crítica de eco-ciudadanos comprometidos en hacer cumplir las políticas ambientales; activar process de adecuación en las comunidades y restaurar los biomas clave. Esto requerirá el empleo de audaces, disruptivos y permanentes programas de educación ambiental, incorporando herramientas de marketing para lograr, más que conciencia, conducta ecológica efectiva con resultados concretos. Por experiencia, hemos observado que las diversas estaciones biológicas de Venezuela, en su mayoria son modestas y están en precarias condiciones. Aun así, atraen e influencian positivamente a la población local, sin ser su objetivo primario. Además, reciben frecuentes visitas nacionales e internacionales de cientificos y estudiantes.

Se planteó entonces: ¿Por qué no diseñar estaciones ecológicas experimentales pero orientadas en atraer y modelar sobre sostenibilidad, a poblaciones objetivo y dinamizarlas con actividad comercial, cultural y turística, que aseguren su viabilidad económica, dado el contexto País?

La propuesta de un piloto, ha venido evolucionado con la participación entusiasta de estudiantes universitarios, profesionales y fuerzas vivas locales.

El objetivo final: Lograr un sistema mínimo de 10 franquicias privadas, aportando inteligencia a ciudades potencialmente brillantes de los Biomas clave de Venezuela en 5 años, con la intensión de lograr esa masa crítica, que impulse oportunamente la sostenibilidad.