Para el 2019, Barquisimeto producía un aproximado de 21.147tn de basura al mes, solo el 61,79% era registrado en el vertedero; el 33,25% terminaba en calles, botaderos informales, ríos y quebradas, dispuestos para ser eliminados erróneamente; solo el 4,97% era procesado por empresas recicladoras privadas. Bajo este panorama, ¿Qué podríamos esperar? Bueno, se revitalizó una opción laboral invisible, la figura del “Cartonero”, registrando hasta más de 500 en las calles, que proporcionaban RSU (residuos sólidos urbanos) a empresas recicladoras, sumando activos a la segregación social de la ciudad.
Así vimos, la oportunidad de un nuevo modelo de negocios, intervención urbana y arquitectónica, para la recolectar y tratar los RSU. Esta infraestructura, compuesta de un sistema de “máquinas”, se configura a través de un Plan de Revitalización y Adecuación de Espacios en desuso o de conflicto, a distintas escalas de intervención y bajo tres premisas: Acopio, Tratamiento, y Capacitación.
Primero, se configuran dispositivos de acopio en zonas de alta contaminación, a través de diseño participativo, y cooperación, modulando elementos y estandarizando procesos de producción, así logramos, un modelo abierto. con capacidad de adaptación; cuya labor principal es recibir RSU para generar recursos económicos directos a las comunidades. La segunda acción, tras el asiento y divulgación de lo lucrativo del sistema, amplía la red de dispositivos como “kits a pedido”, incluyendo lo febril, generando espacios especializados, para el tratamiento de RSU en zonas industriales y periferias de la ciudad. Finalmente, el tercer movimiento, proyecta el núcleo del sistema, rehabilitando patrimonio en desuso, bajo la figura de un centro de interpretación, que promueve un ambiente de aprendizaje, dedicando especial atención a las visitas grupales y la capacitación de recuperadores informales.
Palabras Clave: Basura, Reciclaje, Reinserción, Estructuras, Sistema, Interdependencia